jueves, 26 de abril de 2012

EXIT Architects, Museo de Semana Santa









Arquitectos: EXIT Architects / Ibán Carpintero + Mario Sanjuán
Ubicación: Hellín, Albacete, España
Cliente: Ministerio de Fomento / Ayuntamiento de Hellín
Superficie: 2.160 m2
Fecha: 2002 – 2011
Presupuesto: 3.512.235 euros
Arquitectos Técnicos: Alberto Palencia, José Antonio Alonso
Consultor Instalaciones: Maintenance Ibérica
Consultor Estructuras: INDAGSA (José Luis Cano)
Colaboradores: Miguel García-Redondo, Silvia N. Gómez, Ángel Sevillano, José Ma Tabuyo
Empresa Constructora: PEFERSAN, S.A.






Conocida como ‘la ciudad del tambor’, la localidad albaceteña de Hellín es famosa por sus tradicionales celebraciones de Semana Santa: una explosión de sonido de miles de tambores convierten las noches en un estruendo a la espera de la salida del sol. Incorporando elementos rehabilitados de la Casa del Conde —como dos fachadas policromadas, columnas o rejería— en un nuevo volumen en hormigón blanco, Ibán Carpintero y Mario Sanjuán, del estudio madrileño Exit Architects, han diseñado el Museo Semana Santa. Con un revestimiento en piedra que se hace eco de los tonos cromáticos dominantes en el casco histórico, el conjunto escalonado alberga un recorrido expositivo sinuoso que lleva al visitante entre los pasos, imágenes que desfilan en Semana Santa interpretando pasajes de la Biblia.






El proyecto del nuevo Museo de Semana Santa se gestó a través de la convocatoria de un concurso de ideas por parte del Ayuntamiento de Hellín. Las bases contemplaban tanto la rehabilitación y utilización del espacio de la Casa del Conde como la construcción de una zona nueva en la parte del solar liberada tras la desaparición de las dependencias auxiliares de la Casa, que no tenían ningún valor y se encontraban en estado de ruina.


En la propuesta presentada a concurso y que, a la postre, resultó ganadora, se contemplaba la rehabilitación integral de la Casa del Conde como parte del nuevo Museo. Se la quería otorgar además una importante presencia incorporando la fachada trasera de ésta como fachada interior del espacio principal de exposición. El patio interior de la misma se consideraba también un elemento singular que relacionaba el edificio antiguo y el nuevo, dándole uso de exposición y estableciendo una relación continua entre ambos. La segunda planta se destinaba fundamentalmente a despachos y oficinas de las Cofradías y Hermandades y la tercera a biblioteca y mediateca.


Sin embargo, a la hora de desarrollar el proyecto, y después de realizar una inspección más minuciosa del inmueble, se pudo constatar que no era viable la conservación integral del mismo, por lo que se decidió concentrar los esfuerzos en la consolidación y rehabilitación de las dos fachadas policromadas y en recuperar aquellos elementos valiosos, como la rejería o las columnas, para su incorporación y puesta en valor en el nuevo edificio.


De esta manera, la fachada que se conserva, una vez eliminada el resto de la Casa, deja de desempeñar un papel estrictamente funcional como elemento constructivo y se convierte en un lienzo, un plano decorado que pasa ser un objeto más de los que se exponen en el nuevo edificio. Eso sí, un objeto más, pero que juega un papel fundamental en la relación del edificio con el entorno, con la iglesia de la Asunción y la plaza adyacente, y con la historia y la tradición colectiva de la ciudad.














La solución general adopta como punto de partida la conservación de la huella de la volumetría de la casa del Conde como primer mecanismo para la adecuación a la escala del entorno. La nueva construcción se retrasa, creando un ámbito-plaza urbana vinculado a la entrada y salida de visitantes y de pasos (en las celebraciones de la Semana Santa). De este modo el conjunto de Rehabilitación-Obra nueva responde de forma simultánea a una doble escala, la cercana de la calle San Jerónimo y la lejana de la Plaza de la Iglesia.


En su conjunto el edificio se configura como un volumen escalonado, reconociendo las rasantes pronunciadas del solar en su eje Norte-Sur, apareciendo en todo momento como un edificio con carácter institucional (materiales nobles, conformación de fachadas…) pero con la escala de la trama en la que se inserta.


Como último mecanismo para la respuesta a los criterios de adecuación al entorno y de carácter representativo de la edificación se parte de un revestimiento mediante aplacado de piedra de las canteras locales, creando así un eco con la sillería de la Iglesia de la Asunción, marcando la representatividad del mismo, y obteniendo una escala cromática pareja con los tonos dominantes en el casco histórico.


En cuanto a la parte de obra nueva, un volumen de hormigón blanco tallado por la luz envuelve un recorrido sinuoso entre los pasos de Semana Santa. Estos se encuentran colocados sobre unos grandes pedestales de madera que a su vez organizan el espacio y alojan algunas vitrinas. De esta manera, inversa a lo que sucede en las calles, es el espectador el que procesiona entre las imágenes que permanecen estáticas y va descubriéndolas desde distintas perspectivas.



































































No hay comentarios:

Publicar un comentario