lunes, 2 de abril de 2012

Miguel Angel Roca -Express-, Escuela de Posgrado Ciencias Médicas y Económicas






Este Arq. cordobés se las trae. Conceptualmente prolijo y con buen manejo de los espacios y los volúmenes dio a Córdoba algunos de su hitos modernos más recientes. Arquitecto y urbanista egresado de la Universidad Nacional de Córdoba en 1965 cursó un Master en Arquitectura en la clase de Louis Kahn, Universidad de Pennsylvania, en Philadelphia. Tiene además una intensa actividad docente, de conferencias y congresos y proyectual.




Miguel Angel Roca: Es arquitecto de la Universidad Nacional de Córdoba (1965); en 1966 realizó un Master en Arquitectura y Diseño Urbano en la Universidad de Pensilvania, en el curso dirigido por el arquitecto Louis Kahn, y realizó el curso de Posgrado en Planeamiento Urbano y Regional en la misma universidad (1969).
Durante cuatro períodos consecutivos, entre 1992 y 2002, fue elegido decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNC. También cuenta con un taller de Diseño Arquitectónico de I a V en esa casa de estudios y en la FADU-UBA.
Fue secretario de Obras Públicas de Córdoba (1979-1981), secretario de Desarrollo Urbano de Córdoba (1991-1993), asesor del intendente de la ciudad de Córdoba y del jefe de gobierno de Buenos Aires entre 1995 y 1999.
Entre las numerosas obras públicas construidas se pueden mencionar el Claustrorium (ver suplemento del 26 de abril de 2000); la restauración de la Manzana Jesuítica y la ampliación de la Facultad de Derecho (ver suplemento del 8 de agosto de 2001); la Facultad de Ciencias de la Información y la Escuela de Trabajo Social (ver suplemento del 3 de julio de 2002).

Cuando el jurado que otorgó los premios Vitruvio 2002 tuvo que designar al ganador de la distinción a la Mejor Obra de Arquitectura Argentina de los últimos cinco años, fue elegido por unanimidad el arquitecto Miguel Angel Roca. Esa decisión reconocía una carrera que, en casi cuatro décadas de intenso y exitoso ejercicio profesional en el país y el extranjero, tiene etapas bien definidas, en las que se advierte en los últimos años una firme evolución. Ese obstinado fervor creativo está vigente, y las obras que hoy se dan a conocer son parte de un trabajo muy reciente (están muy cerca de inaugurarse) en el campus de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Ya transcurrieron diez años desde el impecable reciclado de la vieja casona (siglo XIX) de la peatonal Obispo Trejo en la capital cordobesa, lo que sería la primera etapa de las obras para la Facultad de Derecho.

Este trabajo, junto con el que Roca hizo para la Biblioteca Jesuítica, y su Museo (ver recuadro), implican un proyecto ejemplar en materia de intervenciones sobre el patrimonio edilicio de la estupenda arquitectura colonial de Córdoba.
A estas piezas de reconocidas cualidades se añadieron más tarde las del Campus de la UNC, con el Claustrorium en primer lugar. Los edificios y el conjunto dieron origen a un hermoso libro publicado en Europa hace pocos meses por l´Arca Edizioni.
Hoy se dan a conocer aquí dos realizaciones que en el libro aparecen como maquetas: las sedes para el posgrado de Ciencias Médicas y el de Ciencias Económicas. Como se sabe, Roca exhibe un sólido basamento teórico para su discurso arquitectónico. Al referirse a algunos principios que apuntalan su pensar, destaca que "tres son irreductibles: materia, estructura, luz , pero para ponerlos en acción son precisas dos dimensiones: el sentir y el pensar".
De resultas del proceso creativo, surgen "imágenes conformadas, configuraciones ordenadas, síntesis de función, construcción y organización intencional, vale decir, composición, pero en un sitio ". Ese interés de Miguel Angel Roca por los rasgos teóricos de su producción se revelan en una afirmación axiomática: "No hay ideas arquitectónicas si no hay ideas construibles, para construir". Y para ratificarlo, cita a Alberti, que en la Re Aedificatore decía que la arquitectura es dibujo, proyecto, composición intencionada y construcción.
Al referirse a la técnica, Roca sostiene que "la técnica no es ética, pero su uso sí debe ser ético. La técnica no es estética, pero sin ella no hay proyecto estético". Como puede observarse en los proyectos, no se trata de afirmaciones retóricas sino que existe una firme correspondencia entre el sentir y el pensar del autor y las respuestas edilicias que propone.
Su particular visión del espacio se pone de relieve en las axonométricas a la Choisy, que muestran los recintos interiores vistos desde abajo. Por otra parte, el manejo de los ritmos discontinuos, que no necesariamente responden a un múltiplo o a un patrón reconocible (como en el caso de las pantallas parasoles de la Facultad de Medicina) se inscribe en el marco de una óptica moderna.
Una operación semejante se observa en la Escuela de Posgrado de Ciencias Económicas, la que responde a un esquema de tres franjas paralelas: una formada por cuatro bloques de aulas y anfiteatros situados frente a una línea de ombúes y palos borrachos al Oeste. Otra de ocho aulas de estudio por planta, cerradas con placas de madera de cedro y vidrio, en dos pisos unidos por una rampa, y entre estas dos franjas, una calle impluvium que, al decir del autor, recibe el paisaje de cielos por arriba y de horizontes por sus extremos.
En este proyecto, igual que en el caso de las aulas de Ciencias Médicas, con sus parasoles de ritmos desiguales, hay un criterio cuasi musical que incluye arritmias y síncopas, como en las aulas de estudio de Económicas.
Al aludir al hormigón armado, el arquitecto Roca dice que es el material de la modernidad, "utilitario y modesto, potente y pobre". Cuando se refiere al juego de contrastes que se aplica en los edificios de la UNC, el autor cita los contrastes con materiales naturales, como la piedra y la madera con su carácter orgánico, o la chapa metálica industrial y el vidrio, los que ofrecen un punto de confrontación, complementación y una mutua revaloración.
Otro contraste, esta vez sensorial, ocurre en las aulas, que son de hormigón a la vista por fuera y de madera por dentro.
En los edificios reciclados mencionados al comienzo se verifica esta destreza de Roca con el lenguaje de los materiales. Hay un rico diálogo de texturas y colores que pone en escena lo colonial y lo moderno.
El proyecto moderno -afirma Roca- se identifica con la idea de futuro. Y eso es lo que se percibe al transitar por el campus cordobés y los espacios interiores de sus edificios.


El edificio está generado por una espina circulatoria Norte-Sur, estar comunitario, que se abre al cielo y hacia los extremos. El espacio central esta rodeado de muros de madera.
Hacia uno de sus costados, se definen cuatro salas de conferencia, que aparecen como bloques de piedra, separados entre sí por estar, bar y depósitos de elementos de medios audiovisuales. Las salas están recubiertas por madera de cedro en cielorrasos, muros y pisos.
Dos pisos de boxes de estudio se escalonan sobre el otro costado, cerrados por muros de madera interconectados con el espacio central por rajas horizontales.
El conjunto da sobre una plaza verde que se articula con las escuelas de ciencias médicas y enmarcando el conjunto, el volúmen directivo de ciencias económicas hacia el fondo.






















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