sábado, 12 de mayo de 2012

Sardin-Del Puerto, Hotel Casa Calma







Proyecto: 
Arq. Carlos Levit
Arq. Miguel Benseñor
Arqs. Horacio Sardin - Valeria del Puerto - Diego Colón
Dirección de Obra: Arq. Carlos Levit
Interiorismo: Arq. Carlos Levit, Gabriela Abentin y Asoc.
Paisajismo: Cristina Lemehaute
Resolución de fachada: Guillermo Patiño
Paisajismo interior: E. Barak
Diseño industrial: A3
Diseño de iluminación: Arq. Natasha Woskressenski
Cálculo estructural: Ing. Jorge Prieto
Instalaciones: López Berger y Cía. (sanitaria), Elemec S.A. (eléctrica), Kronik y Gancedo (cctv e incendio), NM sistemas (termomecánica)





INTRO



En un estrecho lote de 5,60 metros de ancho, situado en el microcentro porteño se erige el hotel más angosto del mundo. En un contexto que ha perdido la cosmicidad del habitar urbano, se proyecta un edificio provisto con una segunda piel, concebida como un gran jardín vertical.




LA IDEA


Lo caracteriza su particular envolvente: concebida como un jardín vertical. Para 


materializar esta segunda piel se escogió un arbusto trepador con flores de intenso color 


violeta. Esta vegetación cubrirá íntegramente el frente del edificio, parte de la 


medianera hacia la calle Marcelo T. de Alvear, e incluso toda la cubierta del hotel, 


resguardando del sol y de la hostilidad del ruido urbano. Las plantas crecen enredándose 


en una trama de filamentos curvilíneos de acero, conformando una especie de escultura 


metálico-vegetal a escala urbana, de 30 metros de altura.



Esta piel esta cultivada con akebias quinatas que cubren íntegramente el frente, parte de la medianera hacia Marcelo T. de Alvear y la cubierta del hotel, convirtiéndose en una desafiante cuchillada de verde en medio del continuo gris predominante.
La vegetación crece enredándose en un enjambre de filamentos curvilíneos de acero, conformando una escultura metálica a escala urbana de 30 metros de altura.
Se crean así atmósferas generosas de climas sensuales y espacios que estimulan los sentidos, potenciados por la captación de los destellos de sol y la multiplicidad de reflejos y brillos que el acero provoca.
El verde perenne se consolida con el transcurrir del tiempo, obteniendo una potente unicidad de lectura, mientras que con el cambio de las estaciones, evidenciado con el disperso colorido de las flores que entonan la fachada, se alcanza una diversidad de posibles fachadas.
Las expansiones de las habitaciones son pequeños muelles que atraviesan la piel vegetal. Esta arquitectura de transiciones, enriquece la relación interior-exterior, con la generación de espacios ápticos, de experimentación sensorial.
Se intenta así, a través de la arquitectura, recuperar en el transitar a nivel urbano, aquel viejo valor de “mirar hacia arriba” y desde el interior de cada una de las habitaciones, se puede observar y capturar la sólida urbanidad a través de un manto natural.
Paralelamente se propicia un control natural sobre la fachada al oeste, resguardándola del sol y de las inclemencias del clima, mientras que en el patio posterior se tamiza el sol de la mañana y la hostilidad del murmullo urbano.
Esta tajante naturaleza, pletórica de urbanidad, irrumpe en el interior de la planta baja sellando la idea del verde, por intermedio de una pared de follaje natural, articulando y dando continuidad entre el jardín del frente y el del patio posterior, que aquí se define concentrado y frondoso.

EL DISEÑO






La recepción se recuesta sobre esta pared natural jerarquizando el espíritu del hotel. Una biblioteca provista con libros relacionados con la ecología caracteriza la llegada al hotel.



En el interior, gracias a esta piel se generan una multiplicidad de sombras y reflejos que 


éstos producen al atravesar las plantas y su estructura de metal. En cada piso, esta 


particular fachada verde es atravesada por las expansiones de los balcones de las 


habitaciones, que terminan en un frente de chapa pintado de verde y con múltiples 


perforaciones circulares.




Esta envolvente de naturaleza tajante no se limita a recubrir al edificio por fuera, sino 


que irrumpe en el interior de la planta baja y, a través de un muro cubierto de follaje, 


sella en el lobby la idea de verde y articula en una continuidad al jardín frontal con el 


alojado en un patio posterior.




La recepción se recuesta sobre esta pared natural jerarquizando el espíritu del hotel. 


Frente a ésta, una biblioteca con libros y objetos relacionados con la ecología completa la 


ambientación. 




El bar se ubica junto al patio ulterior, mientras que la sala de estar, en el centro de la planta baja, se despliega en un largo sillón, logrando así que estos ámbitos se acomoden brindando y construyendo espacios de encuentro y reunión.


La caja de la escalera es un volumen de hormigón martelinado que, imitando el acabado 


natural de una piedra, se diferencia por su rusticidad del resto de las terminaciones 


interiores.


Distribuidas en 10 plantas, las habitaciones están signadas por la madera. Este material se 


usó para revestir totalmente la pared que, en cada piso, cose a las dos habitaciones y al 


palier. Cada una de las 17 suites fue concebida como un spa, y están provistas con un 


piletón, un sauna y una ducha especial.




Casi todo el hotel está iluminado naturalmente, y su piel verde regula el impacto solar. 


También colaboran con el control energético las carpinterías de doble vidriado. En el 


subsuelo, el hotel se completa con la cocina y los servicios.




Las preocupaciones sustentables

La gran mayoría de las áreas del edificio son iluminadas naturalmente, mientras que el impacto solar esta regulado gracias a la vegetación del jardín vertical.
También colaboran al control energético las carpinterías de doble vidriado. Hay un predominio de luz artificial fluorescente y se han empleado sensores en los paliers.
La madera utilizada para pisos y revestimientos son de conífera certificada. Los hidrolaqueados bonna (no poliuretánicos).
Para gran parte del mobiliario interior se han utilizado materiales reciclados, como los respaldares de las camas y los sillones construidos con papel prensado reciclado.
En el subsuelo se aloja la cocina y los servicios de hotelería. En la azotea, además de albergar otros servicios funcionales, se reconstituye el verde y el jardín, mancomunando la fachada con el patio posterior.

HOTEL CASA CALMA




























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