El estudio de arquitectura BASEhabitat, enfoca su trabajo en los países en desarrollo y en las comunidades en riesgo social. El proyecto Living Tebogo responde a la necesidad de ampliación de un hogar para niños discapacitados, en Orange Farm, Sudáfrica.
A través del trabajo comunitario, se diseñó y construyó la ampliación del edificio existente, usando materiales locales y buscando siempre reducir al máximo el uso de energía eléctrica
Diseño y Construcción: BASEhabitat / 25 estudiantes de la Universidad de Arte y Diseño de Linz + Comunidad Local
Supervisión: Profesor Roland Gnaiger, DI Lotte Schreiber, DI Richard Steger, Anna Heringer
Colaboradores: Oskar Pankratz (construcción), Martin Rauch (movimiento de tierras), Erich Heiligenbrunner (pedagogía)
Partner: SARCH – Education Africa
Supervisión: Profesor Roland Gnaiger, DI Lotte Schreiber, DI Richard Steger, Anna Heringer
Colaboradores: Oskar Pankratz (construcción), Martin Rauch (movimiento de tierras), Erich Heiligenbrunner (pedagogía)
Partner: SARCH – Education Africa
Orange Farm es un municipio en el suroeste de Johannesburgo, Sudáfrica. La región se caracteriza por la dificil situación social, basada en la pobreza, el SIDA y el desempleo. Las construcciones son principalmente chozas de materiales reutilizados. En verano, el calor se hace insoportable en estas chozas, llegando hasta los 45° C, mientras que durante las noches de invierno son muy frías, llegando a los 2° C.
El año 2005, la ONG SARCH contactó al estudio para hacerse cargo de la ampliación del hogar con una capacidad para 50 niños, en colapso. Un grupo de 25 estudiantes colaboró en la planificación y construcción un edificio de comedor con una cocina nueva, y un edificio para terapias que incluye instalaciones sanitarias.
Una pérgola de grandes dimensiones conecta los edificios entre sí. El edificio mantiene una temperatura interior agradable durante todo el año, sin necesidad del uso de energía. A través del diseño y la materialidad, se logró reducir la fluctuación de temperatura a sólo 9° C.
La mano de obra fue acompañada por trabajadores locales, especialmente mujeres. Los materiales de construcción fueron adquiridos directamente desde el municipio: bloques de hormigón, tierra, barro, paja, madera – fortaleciendo la economía local y haciéndo más fácil su traslado.
Uno de los principales objetivos era hacer que los edificios que se adapten a las necesidades de los niños. La luminosidad y el colorido del nuevo hogar transmite justamente la sensación de seguridad y alegría de vivir.
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