Un equipo joven, con nuevas ideas y conceptos que apuntan hacia una arquitectura sostenible, capaz de adaptarse al entorno físico y social en el que se desarrolle cada proyecto.

Somos Arquitectos jóvenes, dinámicos capaces de abarcar distintas problemáticas arquitectónicas, reconociendo la arquitectura desde sus orígenes como el arte de planear-proyectar-diseñar y construir espacios habitables

Ofrecemos distintas modalidades de servicio de Arquitectura, de forma integral o parcial para adaptar su proyecto a medida de sus deseos y necesidades.

Se plantea como un puente entre el habitante y la configuración de espacios, apostando por rematar en armonía en el tiempo y espacio.

Uno de nuestros principios fundamentales es entregar más de una alternativa al cliente, siendo el parte esencial en un eventual proceso de diseño, ya sea un proyecto de arquitectura, asesoría en diseño de interiores, maquetas profesionales o imágenes digitales.

Abordamos todo tipo de proyectos entre los que se incluyen Viviendas, Comercios, Oficinas, Hoteles, Stands y Fachadas.

Dibuje sus ideas y contacte con nosotros para que podamos ayudarle a hacer realidad su proyecto.

lunes, 30 de abril de 2012

Toyo Ito + Fermín Vazquez - Hotel Porta Fira



                           


Cliente: Consorcio Torres Fira
Arquitecto: Toyo Ito, Fermín Vazquez
Diseñado en: 2004-2006
Construido en: 2006-2010
Superficie construida: 80.108 m2
Ingeniero Estructural: IDOM
Localización: Plaza Europa, L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona, España

Altura: 110 metros
Plantas: PB + 25 + 2 plantas técnicas + espacios comunes
Estructura: Hormigón armado
Superficie construida: 34.688 m²
Categoría: Edificio alto
Uso: Hotel



INTRO


Desde comienzos de 2010, Barcelona cuenta con una nueva puerta de entrada a unos lugares emblemáticos de la ciudad. Las históricas torres venecianas, diseñadas por Ramón Raventós i Farrarons en 1928, que presiden la Plaza España, y abren el paso al Recinto Ferial, y a las exuberantes fuentes de Montjuic, comparten el protagonismo con las nuevas Torres Porta Fira, situadas en el entorno de la ubicación de Fira Barcelona en la Plaza Europa.


El arquitecto japonés Toyo Ito, en colaboración del prestigioso arquitecto español Fermín Vázquez, han aunado esfuerzos para presentar un proyecto que rinde homenaje a los valores de la obra de Reventós de una manera muy original y vanguardista. Las líneas rectas y formales, características por otro lado de las Torres del campanario de la Catedral de San Marcos de Venecia, dan paso a un trazado sinuoso y coqueto más propio de las tendencias orgánicas y plásticas del siglo XXI.
La funcionalidad emerge en el interior de las Torres para plantear la ejecución de un hotel y un edificio de oficinas, que satisfagan la demanda latente que genera el espacio de Fira Barcelona. 



El proyecto global Torres Porta Fira es un conjunto de 80.107,67 m2 construidos, compuesto por dos torres de 117 m, una de ellas destinada al hotel y otra a uso de oficinas. Situadas estratégicamente entre dos grandes actuaciones: el plan de mejora urbana de la Plaza de Europa y el proyecto Fira 2000. Las torres se han constituido en la puerta de entrada a L´Hospitalet desde el aeropuerto del Prat.
El Hotel Santos Porta Fira, diseñado por el arquitecto Toyo Ito y el estudio b720 Arquitectos, liderado por Fermín Vázquez, posee una superficie total construida de 34.688 m2, distribuidos en 26 plantas piso, planta baja y dos plantas sótano y cuenta con 320 habitaciones.




LA IDEA


Con forma de flor de loto, cambiante dependiendo desde donde se observe, se caracteriza por su acabado exterior, formado por una celosía de tubos de aluminio de intenso color rojo. La relación entre rótulas, tubos de aluminio y estructura posibilita que el proyecto se adapte de forma continua y reglada en toda la fachada expresando rotación, traslación y crecimiento a medida que va subiendo en altura.Respecto a la segunda torre, su funcionalidad está enfocada para utilizarse como oficinas. Tiene geometría ortogonal. Se trata de un volumen a primera vista puro, provisto de un muro cortina de vidrio sutilmente retranqueado, pero cuyo núcleo vertical rojo posee una forma orgánica, y se convierte en reflejo de la torre del hotel, y posee una superficie construida de 45.420 m2El conjunto de las torres se complementa con una zona comercial ubicada en los bajos de la torre de oficinas, y situada a nivel de calle.


EL DISEÑO




El conjunto arquitectónico tiene como prioridades dar respuesta al entorno y convertirse en el portal de acceso a las ciudades de L’Hospitalet de Llobregat y de Barcelona desde el aeropuerto internacional de El Prat.
El proyecto está compuesto por dos torres diferenciadas que mantienen un sutil diálogo entre sí. A pesar de que ambos edificios presentan un claro contraste en cuanto a formas, en conjunto logran una relación armónica y complementaria. Los edificios –de 110 de altura cada uno de ellos– gozan de una fuerte carga simbólica, ya que rinden homenaje a las históricas torres venecianas que dan paso al recinto ferial de plaza España de Barcelona.

La torre hotel (PB+25) se ha diseñado con una forma orgánica, siendo su percepción cambiante a medida que se la rodea.
Dada la dificultad geométrica del edificio, la fachada se ha dividido en dos pieles. La interior es un cerramiento estanco a base de una solución ligera de muro cortina con paneles de aluminio y cristal ideada para garantizar los requerimientos acústicos, térmicos y de estanqueidad.
Por otro lado, la fachada exterior se plantea como una segunda piel que otorga textura y geometría variable a la torre. Su piel está compuesta de tubos independientes de aluminio sujetos por sus extremos mediante rótulas para permitir la torsión deseada.
La relación entre rótulas, tubos de aluminio y la estructura que los sujeta posibilita que el proyecto se adapte de forma continua y reglada en toda la superficie de la fachada expresando rotación, traslación y crecimiento a medida que va subiendo en altura.
De esta manera, la torre queda divida en tres tercios. La geometría de las dos primeras partes sólo rota y se traslada de forma variable, mientras que en la tercera, la planta se deforma y se escala para aumentar la superficie y el perímetro de la torre.









El edificio de oficinas (PB+22), de geometría ortogonal, colocado en posición perpendicular al eje vertebrador de Plaza Europa (a 30º respecto de la Gran Vía) se convierte en un final para la plaza y dialoga con el límite situado de forma simétrica al otro lado de la Gran Vía (dos torres ortogonales perpendiculares a este eje).
Este hecho se hace todavía más patente al verse cortado el núcleo de las oficinas a su llegada a fachada, por un plano vertical invisible, coincidente con el eje principal del proyecto de Plaza Europa. La percepción de torsión y traslación generada por el hotel se complementa y tiene respuesta en la segunda torre de oficinas. Se trata de un volumen a primera vista puro, provisto de un muro cortina de vidrio ligeramente retranqueado respecto al forjado, pero cuyo núcleo vertical rojo, situado en el lateral de la planta, también con forma orgánica, se convierte en reflejo de la torre hotel. Entre ambas torres, y conectándolas, se erige un atrio común. Un gran zócalo une ambas torres y multiplica el efecto de las mismas por el impacto de su estructura. Su singular aspecto, junto con sus 110 metros de altura y los 80.108 m² de superficie total construida de ambas torres, convierte el proyecto en uno de los nuevos hitos en la nueva Plaza Europa, en la ciudad de L’Hospitalet de Llobregat y en una clara referencia en el ‘skyline’ barcelonés.






El proyecto se compone de tres grandes usos claramente diferenciados: uso hotelero, uso de oficinas y uso comercial. Los diferentes usos se distribuyen de la siguiente manera:
  • El programa hotelero se presenta en 28 plantas distribuidas en PB+25 y 2 plantas técnicas con una superficie total construida de 34.688 m² en las que se ubican unas 344 habitaciones. El espacio restante se distribuye en un hall, una gran zona de banquetes, salas para reuniones y congresos y zonas de servicios (back/front office y back of house).
  • El programa de oficinas, distribuido en PB+22 y 2 plantas técnicas, distribuye en plantas diáfanas y de gran luz estructural los 45.420 m² de superficie total construida.
  • El programa comercial se ubica dentro de la parcela destinada a oficinas, en la planta baja, consolidando la fachada que delimita el parque y cerrando así el anillo comercial de Plaza Europa.


HOTEL PORTA FIRA










































domingo, 29 de abril de 2012

Frank O. Gehry, Museo Guggenheim Bilbao







INTRO


Obra del arquitecto americano Frank O. Gehry, el Museo Guggenheim ha jugado un papel fundamental en la revitalización urbanística y en la transformación de la zona, además de convertirse en el símbolo de la ciudad de Bilbao, España. El edificio constituye un magnífico ejemplo de la arquitectura más vanguardista del siglo XX y representa en un hito arquitectónico por su diseño innovador tanto en el exterior como en los espacios interiores, conformando un seductor telón de fondo para la exhibición de arte contemporáneo. La visita se puede realizar tanto por el interior como por el exterior del edificio.






El Museo Guggenheim Bilbao  es un museo de arte contemporáneo diseñado por el arquitecto canadiense Frank O. Gehry, y localizado en Bilbao (País Vasco), España. Es uno de los cinco museos de la Fundación Solomon R. Guggenheim. Fue inaugurado el 18 de octubre de 1997 por el rey Juan Carlos I de España.
Las negociaciones para la construcción del museo entre las autoridades públicas de la comunidad autónoma del País Vasco y los directivos de la Fundación Guggenheim comenzaron en febrero de 1991. El acuerdo se firmó a fines de ese año, y se seleccionó al arquitecto, y el emplazamiento del edificio a mediados de 1992. Desde su inauguración en 1997, el museo ha recibido una media superior al millón de visitantes anuales, y ha causado un impacto extraordinario en la economía y la sociedad vasca, impulsando el turismo en la región, y promoviendo la revitalización de múltiples espacios públicos y privados en la villa.

La característica más llamativa del museo es el innovador edificio en el que se emplaza, constituido por formas curvilíneas y retorcidas, recubiertas de piedra caliza, cortinas de cristal y planchas de titanio. Cuenta con una superficie total de 24.000 m², de los cuales 11.000 m² están reservados para las exposiciones, distribuidos en 19 galerías. Se ubica a orillas de la ría de Bilbao, en una zona denominada Abandoibarra, junto al puente Príncipes de España (puente de La Salve), que está rodeado por una torre hueca. El edificio recibió múltiples críticas favorables, como la del arquitecto estadounidense Philip Johnson, quien lo calificó como «el edificio más grande de nuestros tiempos». Es además desde 2007, uno de los 12 Tesoros de España.

Alberga exposiciones de arte de obras pertenecientes a la fundación Guggenheim y exposiciones itinerantes. Muy pronto el edificio se reveló como uno de los más espectaculares edificios deconstructivistas. El diseño del museo y su construcción siguen el estilo y métodos de Frank Gehry. Como muchos de sus trabajos anteriores la estructura principal está radicalmente esculpida siguiendo contornos casi orgánicos. El museo afirma no contener una sola superficie plana en toda su estructura. Parte del edificio es cruzado por un puente elevado y el exterior está recubierto por placas de titanio y por una piedra caliza que fue muy difícil de encontrar (al final se logró encontrar en Andalucía) igual a la que se utilizó para construir la Universidad de Deusto.

El edificio visto desde el río aparenta tener la forma de un barco rindiendo homenaje a la ciudad portuaria en la que se inscribe. Sus paneles brillantes se asemejan a las escamas de un pez recordándonos las influencias de formas orgánicas presentes en muchos de los trabajos de Gehry. Visto desde arriba, sin embargo, el edificio posee la forma de una flor. Para su diseño el equipo de Gehry utilizó intensamente simulaciones por ordenador de las estructuras necesarias para mantener el edificio, consiguiendo unas formas que hubieran sido imposibles de realizar unas pocas décadas antes.




Mientras que el museo domina las vistas de la zona desde el nivel del río su aspecto desde el nivel superior de la calle es mucho más modesto por lo que no desentona con su entorno de edificios más tradicionales.

La Fundación Guggenheim es poseedora de una gran colección de arte y del Museo Guggenheim de Nueva York. Thomas Krens el director de esta organización entre 1988 y 2008, dirigió una política de expansión basada en mandar fondos itinerantes con el fin de hacer exposiciones temporales en diferentes lugares. También quiso establecer dos centros de arte en Europa, por lo que eligió dos ciudades: Berlín (Alemania) y Bilbao. Para esta última, se propuso rehabilitar un antiguo almacén, la Alhóndiga municipal, para albergar ahí la sucursal de su fundación. Solicitó los servicios de Frank Gehry por la calidad que demostró en el Museo Temporal de Arte Contemporáneo. Este arquitecto era entonces considerado un experto en rehabilitaciones. Se organizó, por motivos exclusivamente legales, un concurso en 1990 que duró diez días. En él participaron Isozaki, los de Coop Himmelb(l)au, y Gehry. Evidentemente, este último arquitecto lo ganó y fue entonces cuando decidió no hacer la rehabilitación pretendida por la Fundación Guggenheim.




Frank Gehry recibió el pedido de este museo poco después de que su proyecto del Auditorio Walt Disney fuera cancelado cuando aun solo era una idea. Este hecho hizo que inspirase el Museo Guggenheim en su auditorio ideado, compartiendo ambos proyectos un planteamiento muy similar. Las formas blandas presentes en el museo comienzan con el Museo de Vitra y evolucionaron en otras obras. Gehry realizó docenas de maquetas donde fue probando las posibles formas del edificio. Todas ellas están hechas a mano, y desde julio de 1995 se exponen en la exposición “Peggy Guggenheim”, situada en un palacete de Venecia. Gehry no trabajó con ordenador, pero sí su equipo, cuyos miembros digitalizaron las maquetas de su jefe mediante un programa informático de la Agencia Espacial Europea. La adaptación a la arquitectura de este programa conllevó enormes gastos, los cuales fueron afrontados por la Fundación Guggenheim.


LA IDEA
Inspirado en las formas y texturas de un pez, se puede considerar una escultura, una obra de arte en sí mismo. Las formas no tienen ninguna razón geométrica ni se rigen por ninguna ley. El museo es fundamentalmente una cáscara que evoca el pasado industrial y la vida portuaria de Bilbao. Se compone de una serie de volúmenes interconectados, unos de forma ortogonal recubiertos de piedra y otros de forma orgánica cubiertos por una piel metálica de titanio. La conexión entre volúmenes está dada por la piel de vidrio. El museo se integra a la ciudad tanto por su altura como por los materiales empleados. Al encontrarse por debajo de la cota de la ciudad, no sobrepasa al resto de los edificios. La piedra caliza, de tono arenoso, fue especialmente seleccionada para este fin. Visto desde el río, la forma del edificio se asemeja a un barco, mientras que visto desde arriba posee la forma de una flor.





EL DISEÑO



Está implantado en una parcela de 32500 m2 de los cuales 24000 m2 están construidos. 9066 m2 se destinan a espacios de exposición. El museo se encuentra 16 metros debajo de la cota de la ciudad, a nivel de la ría del Nervión. El Puente de La Salve, una de las principales entradas de la ciudad, atraviesa el edificio.


Bajo la apariencia caótica que suscita la contraposición fragmentada de volúmenes con formas regulares cubiertas de piedra, formas curvas revestidas de titanio y grandes muros de cristal, el edificio se articular en torno a un eje central, el hall de 50 metros de alto, un monumental espacio vacío coronado por una cúpula metálica. En torno a él, un sistema de pasarelas curvas, ascensores acristalados y torres de escaleras conectan las 19 galerías distribuidas en tres plantas, que combinan espacios clásicos de formas rectangulares con otros de proporciones y formas singulares, todos iluminados cenitalmente. Las exposiciones temporales y las obras de gran formato tienen cabida en una galería de unos 30 m. de ancho y casi 130 m. de largo, libre de columnas, ubicada en el volumen que pasa bajo el Puente La Salve.







Debido a su complejidad matemática, las sinuosas curvas fueron diseñadas mediante un programa informático de diseño tridimensional llamado Catia, que permitió diseñar y calcular formas que, años antes no hubiese sido posible. El edificio está construido con muros y techos de carga, los cuales tienen una estructura interna de barras metálicas que forman cuadrículas con triangulaciones. Las formas del museo no podrían haberse conseguido de no haber usado muros y techos portantes. Catia determinó el número de barras necesarias en cada lugar, así como su disposición y orientación. Además de esta estructura, los muros y techos tienen varias capas aislantes y un revestimiento exterior de titanio. Cada pieza tiene una forma única y exclusiva al lugar que ocupa, determinada por Catia.
Construido en piedra caliza, titanio y cristal. Se utilizaron 33000 piezas de titanio de medio milímetro de espesor, cada una con una forma única de acuerdo al lugar que ocupa. Al ser estas piezas tan delgadas, se adaptan perfectamente a las curvas necesarias. El cristal tiene un tratamiento especial para dejar pasar la luz solar pero no el calor.
Gehry prefirió diseñar un nuevo edificio y eligió su emplazamiento. Se situaría al norte del centro urbano, junto a la ría de Bilbao. Escogió este preciso lugar porque el museo podría ser visto desde tres lugares estratégicos de la ciudad. El 18 de octubre de 1997 se celebró la gala de inauguración a la que acudieron importantísimos arquitectos y personalidades como los Reyes de España. Además de esta fiesta, hubo muchas campañas mediáticas que lanzaron a la fama este edificio incluso antes de ser terminado. Estas campañas siguen existiendo al día de hoy.
Este proyecto recibió el premio internacional Puente de Alcántara en 1998.
Dentro del aparente desorden de la envolvente, existe un patrón que rige la volumetría. Este es el empleo en todos sus elementos de la máxima curvatura que soporta el titanio. La Gran Sala, también llamada Sala del Pez, se extiende hacia el este hasta acercarse con un puente que atraviesa la ría de Bilbao, el puente de La Salve, una estructura que ya atravesaba el solar antes de la construcción del museo y a la que éste hubo que adaptarse. Tras éste hay una torre que parece ser la continuación del museo y tiene el lado que mira al puente sin revestimiento. Tiene en su interior una gran estructura de barras metálicas inclinadas que recuerdan a las de Coop Himmelb(l)au.
El museo visto desde el este se ve más ingrávido que desde otros lugares, y se pueden observar extraños paralelogramos curvos y torcidos que conforman la sala del pez. Por lo general, las ventanas del edificio tienen formas más racionales. Gehry es el “rey” del contrapunto. Este término viene de otras artes, como la música, y consiste en contrastar cosas muy diferentes colocándolas juntas en el caso de la arquitectura. Este efecto, como en casi todas sus obras, lo consigue en el Museo Guggenheim de Bilbao ya que coloca una serie de bloques con formas rectas y racionales en la zona sur, la que mira al centro urbano de Bilbao. Las formas de estos edificios contrastan espectacularmente con los diseños curvos y libres de la parte más famosa del museo. Las fachadas de los bloques rectos no son metálicas, y sus ventanas son rectangulares. Hay fachadas moradas y otras con chapado de piedra de color crema.
Tras estos bloques hay una pequeña plaza que conduce a la entrada principal del edificio, y en este espacio abierto se encuentra la escultura Puppy de Jeff Koons. Se trata de un gigantesco perro hecho de flores naturales. Inicialmente constituyó una exposición temporal, pero finalmente se decidió que fuese permanente. Desde esta plaza el edificio se ve más grávido y estable que desde el este. Desde esta orientación, a la izquierda del museo hay unas escaleras exteriores que descienden a una pasarela que transcurre paralelamente a la cara norte del edificio y entre la ría de Bilbao y un estanque. Según se baja por dichas escaleras se pueden observar salientes en los bloques rectos y paredes curvas
El interior del museo es menos complicado que el exterior pero también tiene elementos curvos. Aunque en general el interior es muy diáfano, se pueden distinguir tres plantas. La entrada principal del museo está al final de unas escaleras exteriores que comienzan en la plaza antes descrita y bajan hasta el nivel de la planta baja. Sobre las puertas de la entrada hay una pared acristalada que no cubre nada. Hay una parte de la planta baja que es sótano y que está cerrada al público. Desde la entrada se accede directamente al hall, una enorme habitación de 50 metros de altura con una planta en forma de flor. Da acceso a la Gran Sala, a las que tiene forma de pétalo, a las que son rectangulares y a la terraza de la marquesina que está en la cara norte. Esta marquesina tiene un solo pilar muy alto que da esbeltez a la estructura. Bajo el grueso techo de la misma hay una estructura metálica que lo sujeta.
En el centro del hall hay un enorme pilar. Además hay ascensores, pasarelas y escaleras que comunican con las plantas superiores. Las formas interiores del hall no siguen las formas geométricas y tiene partes recubiertas de piedra y otras acristaladas. La sala más grande del museo es la Gran Sala, conocida también por el nombre de la sala del pez, por su forma exterior. Es muy alargada y alberga obras artísticas de enorme tamaño, algunas de las cuales son temporales y otras permanentes. Hay salas con la planta en forma de pétalo. A éstas se accede desde el hall, al igual que la Gran Sala. En uno de los bloques de formas rectas hay una serie de salas de planta rectangular dispuestas en fila, es decir, una colocada detrás de otra sin pasillo que las comunique. En cada planta hay tres salas y para acceder a la última es necesario atravesar las dos primeras. Casi todas las salas del museo tienen lucernarios que dan una luz cenital muy interesante.
Frank Gehry, para escoger el revestimiento del Museo Guggenheim de Bilbao, se fijó en las plumas y escamas de muchos animales. Observó sus fijaciones y la posibilidad de movimiento que dan. Le interesa mucho los animales y los sistemas que usa la naturaleza para cubrir superficies curvas, similares a las del museo. Decidió usar ”escamas” rígidas de manera que se montasen unas encima de otras. La diferencia entre el revestimiento usado y la piel de los animales es que la de estos últimos está adaptada al movimiento mientras que la del edificio no, por lo que ambos sistemas de cubrimiento no son los mismos.
Gehry quiso desde el primer momento que estas piezas fuesen metálicas. Barajó varias posibilidades que admitían el uso de varios materiales. Decidió no usar acero inoxidable porque decía que no correspondía con el cielo de Bilbao. También descartó la posibilidad de usar cobre y otros metales. Finalmente se decantó por hacer las piezas de titanio, un metal bastante caro que contrasta con los materiales económicos usados en sus primeras obras. La aleación definitiva es de cinc y titanio, existiendo una proporción mucho mayor del segundo metal. Se trata de una chapa cuyo espesor es de un tercio de milímetro y resulta muy manejable. Al ser tan fino, se adapta perfectamente a la curva descrita por el edificio.
Cada pieza tiene una forma única y exclusiva al lugar que ocupa. La forma precisa de cada chapa fue determinada por el CATIA. Cada pieza está ligeramente almohadillada para que se adapte perfectamente a su lugar. A este efecto se le conoce con el término boatiné. Hay zonas en las fachadas con remiendos, es decir, conjuntos de chapas con diferentes colores, debido a las ligeras variaciones de la aleación metálica que hay en cada pieza. Hay chorretones en algunas fachadas, especialmente las que dan al norte. Se producen por la reacción química entre las chapas, la humedad ambiental y los ganchos que sujetan las piezas, que no son de titanio. En dicha reacción se crean pares galvánicos, los cuales se ven como chorretones muy poco estéticos.

INFO
Las exposiciones en el museo cambian frecuentemente y contienen principalmente trabajos realizados a lo largo del siglo XX siendo las obras pictóricas tradicionales y las esculturas una parte minoritaria comparada con otros formatos e instalaciones artísticas y formatos electrónicos. Algunos entusiastas del arte consideran que el edificio en sí está muy por encima de las obras que forman parte de la colección del museo. En los últimos años, de acuerdo a la política general de los centros Guggenheim, se han incluido exposiciones de arte antiguo, acaso con el deseo de captar más público. Así, se han expuesto dibujos de Miguel Ángel, pintura antigua del Ermitagede San Petersburgo, grabados de Durero (2007) y una selección de pintura y objetos antiguos del Kunsthistorisches de Viena (2008).
El museo, sobre todo durante su construcción, recibió numerosas críticas desde diferentes sectores de la cultura vasca ya que los fondos para construirlo salieron exclusivamente de los presupuestos del Departamento de Cultura delGobierno Vasco, mientras que muchos reclamaban que salieran de otras áreas como Industria, ya que consideraban que, sobre todo, era una inversión de corte empresarial más que cultural; y que dejaba a la cultura vasca desprovista de fondos durante esos años.
Incluso Jorge Oteiza llamó al Guggenheim Bilbao "Fábrica de quesos", y juró que mientras viviese no permitiría que ninguna de sus obras fuese expuesta allí; si bien una vez construido el museo dijo que "había que aprovechar lo que ya había" y no se negó a que sus obras fueran expuestas en él, como así ha sucedido. Se ha criticado también al edificio por su elevado coste y el carácter casi experimental de muchas de las innovaciones que se hicieron en su construcción, que han hecho más caro y difícil su limpieza y mantenimiento, por humedades, oxidación del titanio (aunque no se trate de una verdadera oxidación), etc.
Sin embargo la mayoría de las críticas se vieron apagadas por el inesperado éxito que el edificio y el propio museo tuvo a nivel mundial, trayendo a la ciudad enormes beneficios y dimensionando positivamente la imagen de Bilbao a nivel internacional. El proyecto del Museo Guggenheim recibió además el Premio Internacional Puente de Alcántara. Junto con el museo MARQ de Alicante, y el CosmoCaixa de Barcelona son los tres únicos de España que cuentan con un premio al Museo Europeo del Año.


MUSEO GUGGENHEIM