Un equipo joven, con nuevas ideas y conceptos que apuntan hacia una arquitectura sostenible, capaz de adaptarse al entorno físico y social en el que se desarrolle cada proyecto.

Somos Arquitectos jóvenes, dinámicos capaces de abarcar distintas problemáticas arquitectónicas, reconociendo la arquitectura desde sus orígenes como el arte de planear-proyectar-diseñar y construir espacios habitables

Ofrecemos distintas modalidades de servicio de Arquitectura, de forma integral o parcial para adaptar su proyecto a medida de sus deseos y necesidades.

Se plantea como un puente entre el habitante y la configuración de espacios, apostando por rematar en armonía en el tiempo y espacio.

Uno de nuestros principios fundamentales es entregar más de una alternativa al cliente, siendo el parte esencial en un eventual proceso de diseño, ya sea un proyecto de arquitectura, asesoría en diseño de interiores, maquetas profesionales o imágenes digitales.

Abordamos todo tipo de proyectos entre los que se incluyen Viviendas, Comercios, Oficinas, Hoteles, Stands y Fachadas.

Dibuje sus ideas y contacte con nosotros para que podamos ayudarle a hacer realidad su proyecto.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Luis Barragán, Casa-Estudio Luis Barragán



Arquitecto: Luis Barragán
Ubicación: Calle General Francisco Ramírez, Ciudad de México, México
Año Proyecto: 1948


La Casa Luis Barragán, diseñada por Luis Barragán y construida en 1948, es una de las obras arquitectónicas contemporáneas de mayor trascendencia en el contexto internacional. Es una obra que, perteneciendo al desarrollo del movimiento moderno, integra en una nueva síntesis elementos tradicionales y vernáculos, así como diversas corrientes filosóficas y artísticas de todos los tiempos. La influencia de Luis Barragán en la arquitectura mundial sigue creciendo, y su casa, conservada con fidelidad tal como la habitó su autor hasta su muerte en 1988, es uno de los sitios más visitados en la ciudad de México por los arquitectos y los conocedores de arte de todo el mundo.



La casa estudio de Luis Barragán se ubica en la calle de General Francisco Ramírez, en la Ciudad de México. La elección de esta pequeña calle en el antiguo barrio de Tacubaya es, por sí misma, una de las primeras declaraciones en el manifiesto de esta obra. Se habla de un barrio popular que, a pesar de las presiones del desarrollo urbano, hoy lucha por conservar algo de su carácter singular.
El barrio estaba constituido por modestas casas de pequeña escala y por la tipología tradicional de la vivienda popular colectiva en la ciudad de México: la vecindad. Complementan este contexto la cercanía de los talleres de oficios, las tiendas de abarrotes, las distribuidoras de materiales de construcción y las fondas.

En esta casa procuró desarrollar un ambiente exclusivamente de su gusto personal, incluyendo en su diseño rasgos tanto de la arquitectura popular como de los antiguos conventos de México, y a la vez una expresión de la arquitectura contemporánea. Su planta se divide en espacios muy distintos entre sí, pero manteniendo una coherencia entre el todo y sus partes.



La portería, se distingue por entregar una sensación de límite entre la casa y la calle. Este pequeño acceso tiene una luz teñida por un vidrio amarillo, como manera de reinterpretar un espacio tradicional. La portería funciona como un lugar de espera y, al mismo tiempo, como un espacio donde se preparan los sentidos. Estos son puestos en un estado expectante por la acción directa de una paleta de materiales precisa, escasa en variantes, pero generosa con ellos: madera, piedra y muros encalados.

Por otra parte, el vestíbulo, una segunda puerta, separa la portería de la luz intensa del vestíbulo, que es elaborada por un mecanismo de reflejos. Desde el plano amarillo del exterior, la luz incide sobre una superficie dorada y se refleja después sobre los muros pintados color rosa. La experiencia cromática también puede ser leída como una secuencia complementaria. De esta manera el amarillo de la portería satura la pupila para recibir al color rosa que es, a su vez, preparación y catálisis, si es que abrimos una puerta más y nos asomamos hacia la ventana del comedor que tiene el fondo verde intenso y sombreado del jardín.

Ascendiendo por una rampa, tras el muro, se llega a un segundo espacio sobre el vestíbulo donde se encuentra un vestidor separado visualmente por muros que no alcanzan el techo, dándolse continuidad a toda la altura. Es un espacio fluido y moderno.


La transición hacia la estancia-biblioteca se logra con recursos que serán constantes a lo largo del recorrido. Un acento de escala, a manera de contracción, su consecuente sombra y el movimiento, nunca frontal ni directo, sino obligado a una directriz quebrada que concluye con una nueva dilatación del espacio, el aire y la luz. La fachada poniente de la casa se distingue de la impenetrable fachada hacia la calle no sólo por su proporción de vanos, sino también en su concepción como un mecanismo de diálogo de la casa con su jardín.
Este es el caso de la gran ventana en la estancia. A través de esta fachada la naturaleza tiene una constante relación con lo que sucede al exterior. Frente al jardín se encuentra la estancia. Otra vez los materiales industriales están ausentes en el diseño de los objetos cotidianos. Sólo tenemos madera maciza, piel, fibras vegetales y lanas.

Este espacio de doble altura, la Biblioteca, se divide en recintos conformados mediante la introducción de varios muros a media altura. Entre los dos planos blancos a media altura, se conforma un lugar de trabajo para la biblioteca donde se resguarda una mesa de madera gruesa. Este rincón de muros bajos vuelve a aparecer tangencial a un recorrido que comienza a trazarse, ahora en espiral, hasta encontrarse de frente con la célebre escalera de tablones en cantiliber.  Aquí se ha propuesto una síntesis mínima de la escalera que nace del mismo material de la puerta hacia la que se dirige, en un solo gesto plástico.

Por otra parte se encuentran el comedor y desayunador, desde el comedor se logra desprender la vegetación del suelo para añadir un color más en la composición.  En el desayunador la ventana se eleva una vez más y ya no tiene una posición frontal generosa. El jardín se presenta entonces como una fuga superior de la perspectiva, en el lugar más íntimo de la casa, donde hay que resguardar la mirada entre los muros. En la cocina, amplia y bien iluminada, el jardín aparece sólo al abrir la puerta. Los vidrios translúcidos denotan aquí una jerarquía de ventana muy distinta a las antes descritas.
La habitación de huéspedes y las otras dos habitaciones de este segundo nivel tienen como denominador común su espíritu monacal, no sólo por la economía de recursos con la que están resueltas, sino incluso por la selección del mobiliario y las texturas. En ninguna de estas habitaciones aparece, como no lo ha hecho en toda la casa, a excepción del desayunador, una luz artificial y homogénea.

En la segunda planta la vista del jardín está reservada para la habitación del arquitecto y lahabitación de tarde. A estas se accede por una nueva válvula espacial, ahora amarilla, que concentra la luz de la mañana proveniente del vestíbulo hasta llevarla al interior de las recámaras.
El vestidor es un lugar al igual que el vestíbulo tiene una compleja y fluida espacialidad. El vestidor es la invitación a descubrir la terraza pasando a través de una hendidura vertical, un sólido de luz amarilla por el que apenas asoman tres escalones de madera cuyas dimensiones sugieren un ascenso meditativo, solitario.
Finalmente la terraza es una composición abstracta de paramentos desnudos que funcionaron como laboratorio cromático y cuya función arquitectónica es a la vez evocadora e insólita. En la terraza es donde sucede el desenlace de la compleja construcción espacial y poética de la casa.
A partir de un simple barandal de madera que permitía la vista hacia el jardín, los muros perimetrales fueron elevados hasta la completa introspección. Por otro lado, las múltiples variaciones cromáticas que se registran dejan pistas de la exploración que Barragán hace sobre la interacción del color con los espacios construidos. La búsqueda de los orígenes desde los cuales la terraza ha evolucionado se vuelve múltiple: pueden encontrarse en la tradición musulmana de habitar los techos o en esos lugares abiertos por excelencia al acontecimiento urbano y hasta en el concepto anunciado por Le Corbusier de la quinta fachada moderna.





























martes, 25 de diciembre de 2012

Pablo Pater + Luis Dubois, Museo de Arte Tigre




Arquitectos: Pablo Pater, Luis Dubois
Ubicación: Tigre, Buenos Aires Province, Argentina
Referencia: Saiegh, Isabel Diana “Museo de Arte Tigre, 100 años y más : 1912- 2012″ / Isabel Diana Saiegh y Paul Pater. – 1a ed. – Tigre: Museo de Arte Tigre, 2012.
Año Proyecto: 1912


El Museo de Arte Tigre, diseñado por los arquitectos Pablo Pater y Luis Dubois, el año 1902, fue declarado Monumento Historico Nacional en 1979 y, durante los últimos años, ha sido completamente renovado.
El edificio es un exponente de la arquitectura académica impartida en la Escuela de Bellas Artes de Paris, donde los arquitectos adoptaron un estilo afrancesado y ecléctico.

Se trata de una planta muy compacta, con una fachada simétrica marcada por mansardas de cinc, una lucarna superior y dos pequeñas torres redondeadas en los ángulos, y una escalera que indica la entrada.
Las fachadas laterales no tienen la misma calidad ni fuerza que la que mira al río Lujan. Se distingue la preocupación de los arquitectos por crear lugares exteriores donde los usuarios del club pudieran tener la posibilidad de realizar actividades al aire libre, en comunicación con la naturaleza que brinda el río, y las islas vecinas, a través de, entre otras cosas, las galerías y terrazas que se encuentran en todas sus fachadas.



La característica mas importante de la identidad de este edificio es la forma de acercarse al río mediante una gran pasarela, construida pocos años después por los mismos arquitectos, con doble columnata y terraza en la planta alta, adornada con faroles y molduras que permitían la cercanía del río y sus múltiples paisajes, los barcos y la llegada al Club en los yates de la época.

El acceso principal terrestre se encontraba abajo, por donde llegaban los autos, carruajes y los visitantes que venían en un tranvía que los acercaba al Club desde la estación de tren de Tigre.

Hacia la década del 30, sus elegantes salas dejaron de funcionar como casino y su actividad como club social comenzó a declinar, hasta su cierre definitivo en 1933. En el año 1974, se expropió el edificio del ex Tigre Club y pasó a formar parte del patrimonio municipal. En el año 1979 fue declarado Monumento Histórico Nacional. Once años después, en 1998 y bajo la Intendencia de Ricardo Ubieto comenzaron las obras de restauración y rehabilitación. La obra demandó cerca de 8 años para finalizar los trabajos de restauración y acondicionamiento.











domingo, 23 de diciembre de 2012

El Plan B Arquitectura, Centro de Interpretación del Agua y la Naturaleza




Espaimgr, Hospital Universitario La Fe



Nada es independiente de nada en una ciudad. Vaciar un edificio y dejar un punto negro en la ciudad, afecta de manera directa al entorno más cercano. 

El Hospital de la Fe, en Valencia, es un antiguo complejo hospitalario de 15.000 m2 en desuso. Cómo todo gran gigante abandonado, se ha transformado en un agente negativo tanto para el desarrollo de su contexto como la tranquilidad de sus cohabitantes. La oficina de arquitectura Espaimgr ha realizado un trabajo principalmente visual, que tiene por objetivo, por una parte, generar conciencia y por otro realizar una crítica hacia este gigante desierto. Con imágenes de impacto, buscan enseñar la capacidad de mutación y evolución que podría tener el hospital.

El proyecto empezó un poco de manera casual. Trabajábamos en otro proyecto titulado “desastres antinaturales”, en el que reconstruíamos de manera visual  grandes construcciones ilegales en el litoral mediterráneo que incumplían las leyes de costas. A medida que íbamos madurando el proyecto, observamos las posibilidades reales que ofrecían cada uno de los edificios, muchos de ellos abandonados. Decidimos posponer este proyecto y centrarnos en una construcción en desuso en la ciudad de Valencia, el antiguo Hospital Universitario la Fe, un complejo hospitalario que recientemente ha sido privado prácticamente de uso.

Nada es independiente de nada en una ciudad. Vaciar un edificio y dejar un punto negro en la ciudad, afecta de manera directa al entorno más cercano. Así que imaginemos las consecuencias de un recinto con más de 150.000 m2 edificados. Decidimos abordar el proyecto no desde la denuncia, sino tratando de verlo como una oportunidad. Las imágenes muestran una transformación dolorosa y áspera de cada uno de los módulos que componen el antiguo hospital de la FE. Una mutación física en representación de una funcional. Mostrar un edificio que evoluciona, en paralelo a una sociedad cada vez más concienciada sobre el reciclaje urbano.  Un edificación  capaz de reestructurarse y modificarse  para poder albergar nuevas funciones sin tener que ser derruida y reconstruida. En resumen, la capacidad de una edificación para adaptarse a otra función.

Las dimensiones del antiguo complejo hospitalario, así como su relación con el entorno inmediato y la posición central en la ciudad son unos aspectos positivos que contrastan con la inmovilidad que hoy ostentan estas instalaciones hospitalarias en desuso. Su recuperación supondría no sólo la reactivación de la zona, sino además la apuesta por una ciudad sostenible y respetuosa con sus recursos propios.
Creemos que este objetivo puede lograrse a través de la articulación de tres ideas fundamentales:
1. La introducción de nuevos usos que rentabilicen el antiguo Hospital la Fe.
2. La formulación de estos nuevos usos sobre la realidad local y vecinal
3. El reciclaje  y readaptación de las antiguas instalaciones y espacios existentes.

En cuanto a la forma de contar el proyecto, usamos un cuento porque consideramos que es una forma interesante y más amplia de transmitir el mensaje (puedes verlo acá). No pretendíamos hacer una reflexión de arquitectos para arquitectos, sino hacer visible un problema al mayor número de personas posible.
El proyecto cuenta dos historias:
En la segunda que es la que menos protagonismo tiene en la web, se cuenta la continuación de la historia de la bella durmiente, analizando la situación del barrio mientras que la fábula del pulpo, es una manera sencilla de explicar, la situación actual del antiguo hospital de La Fe. Por un lado tenemos un pulpo con la movilidad reducida en representación de una parte importante de la sociedad que no se puede valer por sí mismo, al quitarle en gran parte su sustento. Por otro lado tenemos un cántaro roto, el cántaro del cuento de la lechera, un cántaro famoso, roto en la realidad de la ficción. Un objeto reconocido por todos, que por un error, una mala gestión en la realidad urbana, ha dejado de ejercer su función. Y finalmente tenemos una acción, un cambio, un movimiento. El cántaro roto no se tira a la basura, se deja en el mar. Al final viene a decir,que de una manera u otra, todos los elementos están relacionados y a menudo, la problemática de unos es la solución de los otros.








En cuanto a la relación que tienen las imágenes entre sí y con la fábula, por un lado tenemos el cuento, por otro están las imágenes. Ambos tratan el mismo tema, pero no directamente. Cada una de las imágenes acompaña un texto, y es ese texto y ese orden el que han de seguir. Otro orden sería otra melodía. Cogemos dos elementos con una lectura adaptada a diversos formatos y los fusionamos, ofreciendo diversas interpretaciones. Tenemos una historia visual que sin tener una trama, sí que tiene un principio y un fin y sobre todo transmiten unas emociones, un interrogante, que se agrava al venir acompañada de una fábula.
Por ejemplo, el momento en el que el cántaro se rompe, el edificio se rompe con él, mostrando un interior lleno de posibilidades. Un edificio con una infraestructura tanto propia como de barrio, lista para ser usada.

Hay una serie de imágenes donde se ve una evolución imposible del edificio, en la que el pulpo deja pasar el tiempo, mientras lamenta su estado. Mientras se lamenta, el cántaro ha cogido las riendas de su vida y ha tratado de cambiar, de mutar.  Con esto queremos decir que si que hay una relación entre texto e imágenes, pero no una relación tradicional donde las imágenes son una representación visual del texto o viceversa. Hemos tratado de llevar esta relación a otro plano.
Por último, comentar que el proyecto forma parte una serie de acciones que se están llevando a cabo como parte de un a cooperativa llamada “proyectos con final feliz” Nosotros como “espaimgr” nos hemos encargado de esta parte, con la ayuda de Aitor Varea.  El proyecto sigue en marcha por otros caminos, a los que ahora mismo se están incorporando las opiniones del tejido asociativo del barrio.