Diseñados por Adam Moklósi, estos pabellones portátiles – llamados Chlorella – son centros de aire purificado por algas. Para funcionar, se combina la fotosíntesis de las algas con la Oxigenoterapia, generando aire fresco para los futuros entornos urbanos, cada vez más contaminados.
El concepto de Chlorella es una respuesta a los desafíos ambientales que actualmente enfrentamos, y lo que se puede esperar para el futuro. Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud dicen que el 60% de la población mundial vivirá en grandes ciudades en el año 2030, y mantener la buena calidad del aire plantea un desafío cada vez mayor.
Chlorella se inspiró en estructuras microscópicas naturales, como las algas, plancton y bacterias. La estructura semi-transparente se compone de membranas de teflón para crear una “semi-desconexión” del mundo exterior reduciendo los ruidos y las impresiones visuales.
El pabellón funciona como un refugio contra la contaminación urbana del aire exterior. El corazón del diseño es una serie de fotobiorreactores que consisten en una red de tubos de plástico transparentes. Éstos generan hasta 5 metros cúbicos de aire purificado, a traés del oxígeno que producen las algas.
En el centro del espacio hay una fuente algas rodeado por sillas de relajación dispuestas de manera circular. La iluminación artificial es apoyada por paneles solares colocados en la parte superior del pabellón para mantener su consumo de energía al mínimo.
Los usuarios pueden cambiar la posición de las sillas moviéndose a través de un riel para crear un espacio personal o social, y se puede optar por mirar hacia el interior o hacia la ciudad en el exterior.
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